Ni fama ni gloria,
sólo hacer canciones
y ver como se alejan
o se acercan a lo eterno...
Es nuestro oficio.
Artesanía y ejercicio de alquimia,
semilla del milagro
y también el propio milagro.
Quizá tan sólo llevemos un vuelo raso y calmado
donde enfilar un océano
en el que hacer reflotar nuestro mundo de ideas,
melodías, estrofas y libertades.
...quizá sea allí donde vivamos,
cultivando al existir
una muestra sincera
y frágil, de nuestra desnudez con el Todo.
Tal vez sea esa la expresión de nuestras pasiones,
miedos, sueños y deseos más íntimos,
camuflados en la paleta de una esencia plasmada
a través de un misterioso lienzo ya curtido.
Y quizá también seamos ese lienzo, vivos en la pintura,
en los pinceles, en todas las imágenes...
Muriendo si el olvido del olor a trementina,
no vuelve a nacer renovado, en el recuerdo de unas huellas.
Quizá no permanezcamos siempre en el recipiente
a través del que se sostienen y existen todas las cosas,
como puente entre las creaciones de nuestro mundo interior
y espejo e instrumento de lo creado.
Sin embargo ahí quedará, día y noche nuestra música...
como una tranquila y brillante melodía de los juncos.
Si se apagara, nos apagaríamos
también con ella.
Si se apagara, nos apagaríamos
también con ella.
...
Ni fama ni gloria,
sólo hacer canciones
y ver como se alejan
o se acercan a lo eterno...